La evolución natural nos acondicionó para vivir solo un momento
Mi generación ha llegado a la Cuarta Edad. Hemos completado 29220 días de vida, un verdadero hito para la Humanidad!
Nos sentimos privilegiados de alcanzar esta cima, ni nos dimos cuenta!
Ni lo sentimos!
Llegamos tan rápido…..
Contamos los años por el número atómico de los Elementos de la Tabla Periódica, de estos años resaltamos el del Magnesio cuyo número atómico es el 12. Edad maravillosa, cuando las hormonas aún no han iniciado su trabajo y vivimos sueños estupendos.
La velocidad del tiempo nos trajo al número atómico 80, correspondiente al mercurio. Esta edad es considerada cronológicamente EL UMBRAL del cambio.
Y todavía nos sentimos juveniles, con la sensación de que la vida está por empezar. Hemos adquirido experiencia propia y ajena,“somos sabios”. Pero al mirar la curva que representa la vida nos preguntamos: En qué parte de la curva nos encontramos? Obviamente al final de ella.
La EVOLUCIÓN NATURAL nos acondicionó para vivir solo un momento y pasar los genes a la siguiente generación.
Cuando visualizamos que nos vamos quedando como los más viejos de la familia, ya nos hemos convertido en los jefes de la tribu y estamos en línea de partida.
Pero vivimos felices, esto lo decimos al despertar todas las mañanas, amamos y abrazamos la vida con toda la fuerza.
Al haber llegado tan lejos, se nos enciende el sentimiento de GRATITUD, así que a todo momento damos gracias a Dios por esta vida maravillosa que estamos disfrutando llena de amor sabiduría y comprensión, agradecidos de haber vivido tantas cosas maravillosas y haber interactuado con el mundo.
Aprendimos de los soldados romanos, quienes inspirados por Horacio saludaban el día a las
06:00 de la mañana con el grito de CARPE DIEM. Así que viviremos cada día como si fuera único, pues nada más valioso que éste día que nos regala Dios.
El mañana es incierto y la vida no nos garantiza ni un segundo.
Al alcanzar este glorioso reto de los 80, descubriremos un nuevo mundo, disfrutando de todos y de todo. Practicaremos el DOLCE FAR NIENTE.
Estamos seguros de seguir el sabio consejo de apreciar querer y compartir con nuestra familia y nuestros queridos amigos de toda la vida. Este hermoso vínculo es más valioso que todo el oro y la fama del mundo.
Nos merecemos una GRAN VIDA al final de la misma.
Y como todo lo que tiene un principio tiene su final, nuestro ciclo vital ha de cerrarse.
Rogamos a Dios que al llegar la hora de partir nos encuentre en plena acción y podamos decirle como Simón: NUNC DIMITTIS ahora Señor deja ir tu siervo, pues nuestra vida es más Tuya que nuestra .
Y a nuestra Madre Celestial le cantaremos EL MAGNIFICAT.
Engrandece mi alma al Señor.
-Alfredo Arango Gil