“Por encima del suministro de oxígeno al cuerpo, el dióxido de carbono extiende sus alas protectoras”.

Johan Friedrich Miescher, 1885

El dióxido de carbono o CO2 es un producto final de la descomposición de las grasas y de los carbohidratos que consumimos. La mayoría de las personas piensa que el CO2 es tan solo un gas residual que se exhala, pero en realidad es el elemento clave que permite liberar el oxígeno de los glóbulos rojos de la sangre para ser metabolizado en el cuerpo, esto es lo que se denomina «el efecto BOHR**”(descubierto por el fisiólogo  Christian Bohr 1855-1911).

Ahora bien, los niveles de CO2 en la sangre deben ser ideales para que haya un óptimo suministro del oxígeno al cuerpo. Una respiración mejorada, garantiza que estos niveles se mantengan en la proporción adecuada. El cerebro a través de unos receptores determina el ritmo de la respiración. Estos receptores monitorean los niveles de oxígeno y de CO2 presentes en la sangre, así como también la acidez y el PH. Cuando los niveles de CO2 aumentan a una cierta cantidad, la respiración se estimula con el fin de que el cuerpo se deshaga del exceso de CO2. En tal virtud, es esencial aprender a controlar la respiración, para ayudar al organismo a mantener los niveles óptimos de CO2.

Como la respiración es una acto automático, la mayoría de las personas respiran desprevenidamente, sin una consciencia plena, y muchas veces en forma incorrecta, incluso hiperventilando, con lo cual se pierde la efectividad de la respiración, tal como lo explica Patrick McKeown en su libro The Oxygen Advantage:

El problema radica en que la mayoría de individuos vive con hiperventilación crónica, respirar correctamente se ha convertido en un reto difícil para la sociedad moderna, debido a que el estrés crónico, los malos hábitos alimenticios y los estilos de vida sedentarios contribuyen a tener pésimos hábitos de respiración.”

Por lo tanto es importante realizar ejercicios de respiración que generen el hábito de respirar conscientemente, en especial los que se enfocan en la contención de la respiración ya que adaptan al organismo a elevar su tolerancia al CO2; éste es el mecanismo que permite al CO2 extender sus alas protectoras por encima del suministro de oxígeno (como en la máxima de Miescher que encabeza éste artículo); una mayor tolerancia al CO2 potencia la protección proporcionada por el dióxido de carbono al organismo, en consideración a que habrá una mejor oxigenación en todos los órganos.

Por consiguiente, se forma entonces un ciclo virtuoso que incluye; mantener niveles óptimos de CO2: hacer prácticas de contención de respiración (apnea): lograr una respiración mejorada: generar alta tolerancia al CO2: brindar mayor cantidad de oxígeno al cuerpo.

Respirar e inspirar***

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**Efecto Bohr. Es el efecto del pH en la disociación del oxígeno de la hemoglobina, descubierto por el fisiólogo Christisn Bohr. Un incremento de la concentración del dióxido de carbono vuelve la sangre más ácida y disminuye la eficacia en la sujeción del oxígeno por pare de la molécula de hemoglobina. La curva de disociación del oxígeno se va hacia la derecha y aumenta la tendencia de la hemoglobina a liberar oxígeno. De esta forma, en los tejidos con metabolismo activo, donde la concentración de dióxido de carbono es alta, la hemoglobina libera rápidamente su oxígeno, mientras que en los pulmones, donde el dióxido de carbono es escaso, debido a su continua difusión al alvéolo, la hemoglobina se liga muy fuerte al oxígeno que transporta.

Bibliografía

  • McKeown, Patrick. The Oxygen Advantage, the Simple, scientifically proven breathing techniques for a healthier, slimmer, faster and fitter you.
  • Severinsen, Stig Avall. Breatheology, The Art of Conscious Breathing.